Lo importante Por María José Prats

 

… lo importante… cuando tú lo necesites …

 

Desde muy pequeña, Sofía destacaba por ser una niña lista, sacaba muy buenas notas y sus profesores le pronosticaban un buen futuro por sus conocimientos.

Su madre solía hacerle preguntas sobre sus gustos, inquietudes y todo aquello que le pudiera llamar la atención. Y Sofía contestaba siempre de tal forma que dejaba a la mujer pensativa por su capacidad de respuesta.

Un día decidió hacerle una pregunta con el convencimiento de que le iba a ser muy difícil contestar.

¿Que cuál era la pregunta? Pues quería que le dijera qué parte del cuerpo era la más importante.

Sofía pensaba que el sonido era lo más importante para todas las personas, así que fue una de las primeras respuestas que le dio a su madre:

— Los oídos, mamá.

Y la madre contestó:

—No, hija, muchas personas son sordas pero de alguna forma se arreglan para salir adelante. Pero no importa, tú sigue pensando que en cualquier momento te volveré a preguntar.

Pasaron unos días y otra vez apareció la pregunta. Ya para entonces, Sofía, que empezaba a dejar de ser tan niña, creía haber encontrado la respuesta adecuada:

— Los ojos, son los ojos, mamá.

Pero nuevamente la madre desaprobó la respuesta.

—No, tampoco, porque mucha gente es ciega pero pueden hacer muchas cosas sin ver.

La joven continuó pensando cuál sería la respuesta acertada, pues estaba segura de que no tardaría en volver a ser interrogada. Y llegó el día en que creyó haber acertado a la pregunta:

— El corazón, los pulmones, el hígado, el cerebro…

Pero para su sorpresa obtuvo la misma respuesta de la madre:

—No, cariño, pero estás siendo muy inteligente y creo que pronto la acertarás.

Y entonces falleció el abuelo, el padre de su padre. La familia estaba muy apenada, todos lloraban, incluso su padre, un hombre que no solía demostrar sus sentimientos ante nadie y menos llorando. Sofía se apoyaba en su madre y acariciaba a su padre.

Cuando terminó la ceremonia del entierro, llegó el momento del adiós definitivo al abuelo, fue un momento muy triste para todos. La madre se acercó a Sofía y entonces le recordó la pregunta:

—¿No sabes aún cuál es la parte más importante del cuerpo?

Sofía se inquietó mucho, pues había pasado tiempo desde la última vez que le había recordado la famosa pregunta, llegando incluso a pensar que se trataba de una especie de juego o broma, y que no tenía ninguna importancia.

Pero una vez más su madre la miró, y sin dejar de llorar, le dijo:

—Sofía, es importante lo que te pregunto, cada vez que lo hice tus respuestas eran incorrectas, y siempre te lo dije, pero hoy necesitas saberlo.

La madre se apoyó en su hija y comentó:

—Hija, la parte más importante del cuerpo es el hombro.

Sofía se quedó perpleja, ¿cómo podía ser el hombro?, se quedó pensando; no entendía lo que quería decirle su madre.

— ¿Por qué, mamá? ¿Acaso porque sostiene mi cabeza?

— No, cariño, porque sostiene la cabeza de un ser amado cuando llora, o de un amigo cuando lo necesita; como estás haciendo ahora tú con tu padre y conmigo. Sólo espero que siempre tengas un hombro donde apoyarte cuando tú también lo necesites.

 

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